‘Quiero ser’, un aporte de la naciente cuenta @letrasinvierno

Bienvenidas las letras, vengan de donde vengan. Esta vez son de República Dominicana, autoría de Estuardo A. Risk, quien es responsable de la cuenta @letrasinvierno, disponible en Instagram y Facebook. Con poco tiempo en línea y un sostenido flujo de publicaciones, el escritor comparte impresiones y reflexiones sobre el amor en formato de poesía. Así fue como nos encontramos y hasta nos envió uno de sus textos, sobre una manera bien curiosa de anhelar, casi tocando los límites de la obsesión. Esperamos que leer a Estuardo por mucho tiempo, también que sus letras conecten con los sentimientos de miles de personas.

A continuación el poema:

Anoche pedí perdón al cielo

Esta mañana iré a confesarme

Pues la envidia es un pecado

Y yo envidio al sol y a sus rayos

que te abrazan cada día cuando entran sin permiso

 

Envidio igual al viento que sopla y acaricia tus cabellos

No me he olvidado del agua ni del fuego

El primero es capaz de tenerte de los pies a la cabeza…

El segundo con calor se aprovecha para abrigarte

en los inviernos o cuidarte del mismo viento

 

Y yo aquí celoso

mucho más que envidioso

soñando con el tiempo, peleando con los elementos….

Porque estoy enamorado

Porque quiero ser agua y viento

Quiero ser el sol que te despierte y el fuego que te acueste.


@LetrasInviernos (Estuardo A. Risk)

L&P: La leyenda del aire

Primera entrega del intercambio de contenidos con el blog colombiano Letras & Poesía, cuya autoría corresponde a la española Almudena Anés. En sus letras ella repasa una ausencia que sigue latiendo fuerte en su vida y que se solapa en cualquier recoveco de la cotidianidad, la remembranza de un amargo otoño y la leyenda de una mitología personal.

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Escuché tu nombre desde aquella esquina mientras caminaba desde muy lejos y hacia una distancia nuclear para explotar y desaparecer, pero nunca pude quedarme con él, me lo robaron antes de que lo guardara en mi cartera, junto a las llaves y una fotografía nuestra. Respiraba y te seguía, aunque no te conocía, corría y corría detrás de una sombra que tampoco era la mía.

Llevo así demasiado tiempo, componiendo sinfonías de autoestima para compensar el vacío que dejaron tus silencios y, cuando no me ves, embotellando el aire que antes respirabas como el oxígeno del que pende mi vida. Escribo a oscuras recordándote de memoria y tu silueta estrellada en la pared porque me da mucha vergüenza admitir que aún siento algo más por alguien que es sólo viento.

Ambigüedad es lo que siento describiendo tu cuerpo, quedándome en blanco delante de un papel que actúa de mi juez y abogado. Me declaro culpable de querer ser estrella… Contigo… Y muy lejos también. Tal vez sea un enigma de ojos verdes de gato, pero juraría que eras tú hecha brisa de verano. También a veces te miro desde mi tragaluz particular, mientras bebo café y algo más, mientras mi cama se mantiene caliente por otra persona cuyo aliento se convierte en el veneno de la conciencia. Melancolía y discernimiento de aquellos seres eternos en los que basábamos todos nuestros sueños, atados a farolillos chinos e idos para no volver jamás.

Eclosionaste y te marchaste con el otoño, en forma de hojas caídas en el interior de un remolino que, al menos a mí, me sirvió de epitafio, quizás por eso nunca me atreví a poner flores en lo que muchos pensaron que era tu tumba, y yo sigo viendo como algo extraño, el cenotafio de tu ausencia. Pero no lo expresaré en voz alta, no quiero que mis palabras sean llevadas por el ventarrón de tu deseo reprimido.

Miento con la euforia de que estés siempre dentro de mí, o alrededor de mí, en mi piel o en las cavernas rocosas de mi esencia, el tifón jamás se queda muchos minutos conmigo. Leyenda e indómita, genio y figura, te fuiste para no regresar y con la falta de tu presencia, trajiste la ventisca de nieve a mi corazón de hojalata, oxidado de tanta insumisión al volver a amar.

Y te veo y oigo tu voz en cualquier parte donde el viento me acompañe, donde el aire no se empañe y se transforme en el vaho de mis pupilas, ni condense en gruesas lágrimas que no reconoceré como mías por cuestiones de orgullo o infinita debilidad. Pero eres demasiado para abarcarte y, al final, se confunden los espíritus con los amantes.

Ni sombra ni aire, ni semilla plantada en la tierra, ni cubito de hielo en mi nuca ardiente de fiebre, ni muerte en mi lecho moribundo… Todo o nada, y viniendo para marcharte poco después con el tifón… Pero sobre todo, y sí, sobre todo, leyenda en mi mitología personal.

@tobiaselalienigena regala serenata ilustrada por el cumpleaños de @LaLauraGuevara

Para Cartearte la siguiente carta es una rareza memorable. Se trata de la expresión gráfica y escrita de un un alienígena llamado Tobías, quien quiso demostrar su admiración artística por la cantautora venezolana Laura Guevara, con un diseño y texto que hemos resumido con el nombre de “serenata ilustrada”. Para nosotros es un honor participar en esta demostración afectiva, porque se envía desde y para nuestra tierra: Venezuela. Puede que Laura Guevara tenga un nutrido y creciente grupo de seguidores, pero estamos seguros de que no hay otro de color verde que le cante ‘Las mañanitas’ a propósito de sus 30 años de vida. Esperamos que sea de su agrado.   

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Domingo 31 de julio de 2016

Sobrevolando Venezuela he llegado hasta aquí, para traerte esta serenata ilustrada que es intangible y al mismo tiempo es real. Sí, es real, en algún lugar, en la mente de alguien, donde un alienígena verde juega a dominar las seis cuerdas de una guitarra para entonar ‘Las mañanitas’ y felicitarte por tu cumpleaños.

Soy Tobías y esto es para ti, Laura Guevara, la mujer que es inspiración, cantautora que se rodea de flores para hacer música multicolor. Por ahí me contaron que si un humano escucha música, eso nada tiene que ver con el color… Sin embargo para mí tu música es cromática, también un montón de alegría, algo aún más complejo si te confieso que no tengo oídos (es cierto, cuesta aceptarlo pero no soy tan perfecto como todos me ven).

Vengo a ti, sin que me esperes, a lo espontáneo, como ‘El constructor’, como el que ofrece lo que mejor sabe hacer. Así como lo hacen los cantantes, los artistas o cualquier mente creativa que convierte una destreza en gesto de admiración. Eso explica por qué esta serenata es ilustrada, no se escucha, pues la destreza de mi mano creadora es hacer dibujos y garabatos.

Sé muy bien que no soy el único que se enloquece con el color de tu voz, ni con tu cabellera incendiada, mucho menos con tus ojos color misterio que algunos etiquetan de verde y que para mí son color miel. Ay de mí y de lo que veo en ti… Imagino que esto no lo ha sentido otro alienígena en toda Venezuela. La verdad es que en mi planeta no estamos acostumbrados a este tipo de belleza.

Sobrevolando Venezuela he llegado hasta aquí, a este lugar de fantasía que parece sacado de la película Shrek, con el imponente Ávila de fondo y el obelisco barquisimetano incorporado. Vengo convencido de que este gesto vale la pena si va destinado a una persona que es inspiración, que transmite optimismo y esperanza, que impregna de algo que no se puede medir por lo que vale; aunque reconforta en el espíritu de una manera que va más allá de mi alienígena comprensión.

Sigue cantando Laura, pintando de colores con tu voz. En la distancia y en esta ilustración, para ti, mi más sincera felicitación. ¡Feliz cumpleaños!

PD: Mi mano creadora, asomada en la esquina y con barba, quiso hacer un diseño que sea un poema para ti.

Tobías.