20 cosas que Verónica y el mundo no saben sobre ella

Hace algunas semanas ella cumplió años, aunque no tuve especial interés por felicitarle. Un cumple más, un cumple menos… da igual. La genialidad no tiene edad y decirlo no es mera zalamería. Siempre he pensado que Verónica tiene la capacidad de evolucionar más rápido que quienes le rodean, hasta llenar con relativa inmediatez los espacios que ocupa. Al lograrlo, ella podría sentarse y echar raíces en una edulcorada zona de confort; pero no, simplemente pasa al siguiente nivel. 

Por eso, a sus 31 años ha vivido muchas vidas, sin tanto drama, eso sí… casi con el temple inquebrantable de Clint Eastwood en ‘The Good, The Bad and The Ugly’. Igual que Clint en ese papel, pero sin fumar y sin tanto frenesí por el dinero (aunque con el dinero nunca se sabe). ¡Ah!, y con más risas y estilo. ¿Qué se puede decir en un mensaje para ella?, sin caer en lugares comunes o en piadosas ideas que ella seguramente encontró por cuenta propia… pienso que nada.

Considero que a Verónica yo solo podría contarle lo que ella no ha visto del mundo por el que ha pasado, por ir muy rápido, obvio, no por no querer (o poder) ver. Su manera de vivir ha inspirado, mejorado, corregido o simplemente editado el curso de las vidas que se han cruzado con ella; tanto en el plano periodístico (su área de especialidad) como en el personal. 


Por eso traigo una lista de 20 cosas que Verónica y el mundo no saben sobre ella: Un contenido de interés mixto. 

  • Verónica no mastica chicles… ella mastica límites para lidiar con sus horas de aburrimiento. 
  • Tras lanzar el álbum ‘Indeleble’ (2011), músicos de la banda venezolana Los Mesoneros vivieron una crisis de identidad luego de que Verónica dijera en una entrevista que su apariencia era «chistosa». El limbo artístico hizo que su siguiente álbum, ‘Caiga la noche’, demorara seis años en salir y para ese disco dejaron de usar trajes chistosos.
  • Los profesores de Géneros Periodísticos de Verónica abandonaron la docencia, luego de leer sus textos y descubrir que nunca supieron hacer un reportaje interpretativo. 
  • En un principio, Sting y Shaggy grabarían solo una canción; pero se abrieron a la posibilidad de grabar el disco ’44/876′ luego de oír a Verónica decir que «no estaba mal la combinación».
  • Los guionistas de ‘How i meet your mother’ decidieron escribir un guión alternativo para el final de su serie… luego de saber que Verónica etiquetó de «débil» el desenlace.
  • Fabián Soto, ex editor de ediciones especiales del diario El Informador de Venezuela, dijo que el peor día de Zona Libre (cuerpo C) no fue cuando lo redujeron a una página en la contraportada del cuerpo A. «Zona Libre comenzó a morir el día que publicamos la última tapa de Verónica». 
  • Art Garfunkel dejó de ofrecer entrevistas luego de que Verónica le reprochara lo ocurrido con Paul Simon en ‘The only living boy in NY’. 
  • Al ser entrevistado en 1978, en relación con el tema ‘Óleo de mujer con sombrero’, Silvio Rodríguez dijo que trataba sobre una mujer del futuro llamada Verónica.
  • La única canción del género trova que le gusta a Verónica es ‘Óleo de mujer con sombrero’, sin saber que le conmueve una canción sobre ella misma. 
  • Para la 89 entrega de los Premios Oscar (2017), el error en la premiación de la categoría ‘Mejor Película’ (‘La la land’ / ‘Moonlight)’ ocurrió luego de que los presentadores escucharan sobre el gusto de Verónica por los musicales, durante una conversación con otros periodistas tras bastidores.
  • Verónica evoluciona más rápido que Samantha, el sistema operativo del que se enamoró Joaquin Phoenix en la película ‘Her’. 
  • Si alguien mira fijamente los ojos de Verónica, por 10 segundos, verá un eclipse… y en el segundo 11 se quedará ciego. 
  • Incluso con una visión perfecta y la imposibilidad de encandilarse, Verónica usa lentes (siempre que puede) para no intimidar. 
  • Verónica rodó su cortometraje universitario mientras hacía la cola para inscribirse en el primer semestre. Cuando llegó el momento de cursar la materia, varios semestres después, entregó el cortometraje a sus compañeros para que escribieran el guión.
  • Una vez alguien intentó revisar, sin el consentimiento de Verónica, una de sus libretas de reporterismo. Esa persona la cerró de inmediato por no saber interpretar el código binario.
  • Verónica sabe el nombre de todas las personas que se cruzan a su paso. Sin embargo; ella les pregunta el nombre, eventualmente sus funciones, por mera decencia. 
  • Cuando el programa ‘Control Zapping’ salió del aire en La Mega 103.3 FM de Barquisimeto, no hubo reemplazo por meses, ni siquiera postulantes para el espacio. Llegado el sábado por la tarde, el operador encendía una vela y apagaba la luz de la cabina. 
  • Cuando ejerce funciones de periodista, Verónica no discute el enfoque de sus textos con los editores… estos últimos se limitan a decirle hasta qué hora pueden esperar el contenido. Esta comunicación ocurre vía correo electrónico, incluso si el editor está en el mismo ambiente que ella.
  • Verónica escucha Rap y Hip/Hop en distintos idiomas, para alcanzar el mínimo de palabras por minuto que necesita su cerebro para ser estimulado. Cuando escucha otros géneros (rock, pop, jazz), busca lecturas complementarias para no aburrirse. 
  • Pocos saben que Verónica tiene un canal de Youtube para que generaciones futuras puedan estudiar sus aportes al mundo de la comunicación. También para molestar a los incrédulos que negarán su existencia cuando vuelva a su planeta. 

Niña escribe carta con «normas y reglamentos» para alejar a pretendiente

De Zoe para Noah, con la meta de dejar las cosas claras, tan claras que hay una lista de “normas y reglamentos” para que las atribuciones en el nombre del amor lleguen a su fin. Graciosa resulta la historia por tratarse de la carta de una niña de 11 años de edad, quien apela al género epistolar para distanciarse de su incómodo pretendiente. La misiva se hizo viral en Estados Unidos luego de que su maestra enviara la imagen a un círculo de amigos, hasta que fue compartida por Twitter y logró más de 7.000 retuits y 12.000 ‘Me gusta’ en dos semanas. Muchos se sorprendieron de la contundente franqueza de Zoe para exponer lo que le disgusta, reconociendo que es “demasiado joven” para ser la novia de alguien.

A continuación la traducción de la carta:

Normas y reglamentos. De Zoe a Noah: carta-1-zoe-noah

  1. No me toques el hombro.
  2. No vengas detrás de mí con todos esos juegos y tonterías. (No vengas detrás de mí de ninguna manera).
  3. No me hables a menos que sea un saludo, que será nunca.
  4. Deja de jugar conmigo en el autobús.
  5. Tengo mal humor con la gente y tú arruinas mi día porque juegas demasiado.
  6. Relee esto 500 veces.
  7. Te gusto, pero tú no me gustas. ¡Soy demasiado joven! (como novia).

¡Si rompes alguna de estas reglas, llamaré a mi padre, a un amigo de mi madre, a mi madrastra y a un portero que conozco! ¡Si me arruinas el día voy a tener que pedir terapia! ¡Deja de jugar conmigo!

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En un mercadillo de Turín se venden cartas de amor antiguas a €1

Entusiasmo nos despertó la noticia de una señora de más de 60 años que vende cartas de amor en el mercadillo ‘Balon’ de Turín, en Italia. La novedad ha captado la atención de personas de diversas edades, curiosos y coleccionistas; también de medios de comunicación digitales que hacen eco de la novedad, en especial por el costo que tiene a cada una de las misivas: €1.

“Estamos especializados en el coleccionismo de cartas: álbumes de cromos, libros antiguos, billetes y cartas. Éstas nos llegan de viejas librerías compradas en bloque, de áticos de los abuelos o de archivos familiares salvados de ir a un vertedero”, explica Catherine, la mujer que vende las cartas, según fue reseñado por el diario italiano ‘La Stampa’.

Un ejemplo es la carta enviada por una dama llamada Rina a su amado sargento durante la Segunda Guerra mundial en 1943:

“Mi Pil queridísimo: Te he esperado hoy con ansia, te esperaré mañana y siempre. Cuando vengas, seré muy feliz, tanto que deseo que ese momento sea lo más pronto posible”.

Desde cartas de soldados en el frente, de inmigrantes que inician nuevos viajes hasta de compañeros de colegio se pueden encontrar en el puesto de Catherine. La vendedora comenzó con esta venta hace una decena de años y asegura que «tienen una gran demanda».

Sus cartas salen de áticos de abuelas, de bibliotecas antiguas e, incluso, de archivos familiares guardados en vertederos. Personas de todas las edades se han interesado por este producto escrito y de antaño que rememora la comunicación antes del auge del Internet. 

Algunos ofrecen grandes cantidades de dinero por todas las cartas que Catherine ha rechazado porque «prefiero vender una cada vez. No pasará de moda».

Carta anónima para una fallido amor 2.0

En la era de la inmediatez y de la web 2.0 son muchos los acercamientos que se propician, pensamientos que se juntan por empatía e intereses comunes. Nacen amistades y amores, se cultivan, algunos perduran y otros caducan… como la vida misma. Esta vez traemos la carta anónima de una bloguera venezolana que le escribe a un sujeto que ha dado en llamar “Botella”, alguien que en un principio embriagaba de ilusión y que se fue quedando vacío por sus medias verdades y un comportamiento que tocaba los límites de la obsesión. “Una relación epistolar moderna”, en digital, incluso con una tercera persona que dice presente para hacer tambalear la escena. Esta carta suena a desahogo, a liberación, con nuestro blog como ventana y no el de la autora, para evitar roces que pueden derivar del stalkeo.

A continuación la carta:

Vamos a llamarte «Botella», porque poco a poco te fuiste agotando hasta quedar vacío.

Nos conocimos gracias a un tercero que me mencionó en alguna conversación virtual. Conseguí, sin querer, tu atención a través de mis palabras, te sentiste identificado y moví fibras en tu corazón.

Comenzamos con desconfianza. Tú escribiste en tu blog un post y no sabía si era para mí… Aposté al destino e hice una respuesta en el mío, rogando que respondieras. Debías hablar de las estrellas, lo recuerdo bien… y así fue. Tu próximo escrito incluyó mi petición.

Así pasó el tiempo, te leía y también creí que, una parte de mí, se sintió como en casa.

Una relación epistolar moderna. Blogs que permitían el anonimato hasta que me seguiste en Twitter, luego mi número de teléfono, las llamadas eran largas y constantes…

Te dejé entrar y tu ex rompió mi corazón cuando me insultó la primera vez. Yo no sabía de ella, pero ella sí de mí. Sabía más sobre mí de lo que me hubiera gustado… supo cómo herirme, ¿qué le contarías, qué habría leído?

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Fue un golpe directo a nuestra relación. Los posts de nuestros blogs no paraban, tus disculpas y mis indirectas. Pero, aún así, nos reconciliamos y volvimos a la relación de posts que llevábamos, solo que mi confianza hacia ti decayó mucho.

De nuevo la ex apareció para clavarme otra daga en el corazón. ¡Basta! Me dije, pasó un tiempo sin que nos escribiéramos, ya no quería saber nada de ti. Habías jurado que ella no estaba en tu vida, pero pude ver que su nombre seguía en tu biografía y en tus tweets.

¿Tú?

Tú sentiste que yo era quien te salvaría, la única capaz de entenderte, de interesarme por tu vida, tus sentimientos… y todavía lo crees.

Lo triste es que yo no lo siento.

Fingir no es exclusivo para el teatro o el póker.

Me duele, sin embargo, leer esos mensajes donde aseguras y reafirmas tu amor por mí. Donde dices que seré tu esposa, que tendremos hijos, una casa y muchos libros juntos. ¿Alguna vez me has preguntado qué siento yo por ti?

Nada, Botella, no siento nada por ti. Alguna vez sí, cuando tu credibilidad aún existía.

Odio que creas que te quiero. ¡Basta! Odio que me digas que soy tu mundo, tu sol. ¿No ves que ni siquiera yo soy mi sol?, que intelectualmente eres nulo. ¡Basta de girasoles! ¡Basta de escritores muertos! ¡Basta de encuentros imposibles!

¡Basta de decirme que me amas sin siquiera conocerme en persona!

Odio hablar contigo porque me presionas. Esperas que te ame, esperas que crea que me amas de manera abnegada, que me ves en todos lados y que mi nombre está escrito en el firmamento.

Quieres que te arregle pero, querido, yo no soy Freud ni Jung. ¡Basta de creerme tu confidente, tu «fuente de felicidad»!

No soy nada de eso, no puedo serlo, no quiero creerlo. Me aterra saber que alguien, a quien yo no quiero, desea estar conmigo 24h, siete días de la semana.

Botella de alcohol, desinfectaste mis heridas pero te dejé abierto, te secaste y ahora, que hay escasez, entendí que nunca te necesité.

Botella vacía, Botella inútil, Botella nimia, Botella incapaz de ver que esta enferma no necesita que le curen más heridas.